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Un gran verano


Atrey

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Es mi primera historia y la escribo en español porque he visto a varios posteando directamente en este idioma. Acepto todas las sugerencias y espero que la disfruten.

 

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1.

 

Apenas comenzaba a entrar el sol por la ventana y ya se sentía una gran sensación de calor en el aula. El profesor estaba demasiado ocupado llenando algunos papeles para ponernos atención y todo el salón se aprovechaba de ello. No era como que aun hubiera muchos temas qué estudiar, era el último jueves del semestre, al otro día iríamos una vez más a clases y luego tendríamos todo el verano libre. Las vacaciones se sentían ya en el ambiente, el calor que comenzaba a sentirse era para muchos de mis compañeros la promesa de largos días de playa, fiestas todas las noches, viajes a lugares lejanos...

Pero para mí no significaba eso. No iba a extrañar esta aula, pero este verano seguro implicaría lo que todos los demás: regresar a casa y aburrirme día tras día. Aun así era mejor que pasar cinco días a la semana en ese colegio horrible.

Me concentré en mi cuaderno para intentar matar el tiempo, se me daba bien el dibujo y aunque ya no había mucho espacio en las muy usadas hojas, encontré un rincón en blanco para hacer garabatos cualquiera. Ese día iba a ser uno largo. Cuando por fin me absorbió el trazo que hacía, sentí algo que chocó en mi nuca. Luego otro choque más fuerte en una oreja y finalmente algo me golpeó la mejilla. Volteé y vi que Tony e Isidro reían como idiotas. Vi que era una bola de papel muy húmeda, seguramente sería saliva o algo peor.

 

Pensé en decirles algo, pero antes de poder pensar en nada una bola más grande me dio en la frente con tal fuerza que se quedó pegada ahí, me di la vuelta y me la quité con asco.

 

Si había dos personas a las que no iba a extrañar ese verano esos eran ellos dos. Ambos estaban en el equipo de futbol americano del colegio, donde eran las totales estrellas. Tony medía 1.85, era el más alto de la clase y era enorme en todo aspecto. Tenía brazos gruesos y musculosos, piernas muy desarrolladas, y un pecho ancho y fuerte que su camiseta apenas podía contener, gustaba de usarlas de al menos una talla más chica de la que realmente era, por lo que cualquiera podía apreciar también la definición de su cuerpo y unos abdominales perfectos. Era rubio de ojos verdes y una voz gruesa. Todas las chicas estaban enamoradas de él y todos sabían que había tenido sexo con la mayoría. Los maestros lo respetaban mucho pues además de ser hijo de un prominente empresario local que donaba mucho dinero a la escuela, sus logros deportivos hacían que esta sobresaliera entre las demás. Se decía que solo había un mejor jugador que él en la liga intercolegial: Isidro.

 

Aunque Isidro no era tan alto como Tony, sí lo superaba en peso y músculos. Sus brazos eran más grandes que los de muchos pesistas, sus piernas eran como gruesos troncos y su cuello era muy ancho. No tenía la magnífica definición de su amigo, pero irradiaba una sensación de fuerza y virilidad que hacía que muchas chicas se entregaran a él. Ese día llevaba una camiseta sin mangas que dejaba ver el volumen de sus brazos cubiertos de vello.

 

Yo no podía hacer nada contra esos dos. Decidí volver a mi cuaderno mientras seguía sintiendo cada tanto las bolas llenas de saliva que me aventaban. También escuchaba cada vez más fuertes las risas de otros compañeros que empezaban a sumarse a ellos dos.

 

En cierta forma estaba acostumbrado a eso. Me transfirieron a esta escuela por mi buen promedio, pero nunca pude hacer amigos y las pocas personas con las que pude hablar los primeros días se alejaron pronto cuando Tony e Isidro me descubrieron y decidieron hacerme su blanco. Lo de hoy era bastante tolerable en comparación a los empujones, motes, golpes, robos y otras humillaciones que practicaban con entusiasmo. Era difícil ignorarlos, pero no podía hacer mucho. Si los reportaba la escuela se pondría de su lado en un parpadeo; y mis compañeros los preferían a ellos antes que a mí, no tenían ninguna razón para apoyarme.

 

Decidí continuar dibujando para que el tiempo pasara más rápido. Necesitaba darle color al bosquejo que estaba haciendo, pero cuando abrí la mochila para sacar un plumón supe que algo estaba mal. Un fuerte olor penetró en mi nariz y comenzó a expandirse por toda el aula.

 

-¡Qué asco, qué olor a mierda!- dijo Gabriel, el chico que se sentaba en el banco al lado mio.

-¿Qué pasa?, no debes hablar así en el aula- alcancé a escuchar al profesor, rapidamente opacado por el movimiento de bancos y de gente levantándose.

-¡Paco se acaba de cagar encima!- gritó Isidro.

-¡Claro que no!- dije, pero era demasiado tarde, todos comenzaban a repetirlo y a mirarme con asco. El olor era inconfundible, yo intentaba decir que venía de mi mochila, pero no había caso.

-¡Miren, tiene una mancha atrás del pantalón!- gritó Paty, una chica que no me había molestado nunca, pero que ahora me parecía la persona más desagradable del mundo.

-¡Paco, sal del salón ahora mismo y ve al baño!- ordenó el profesor. Tony e Isidro reían a carcajadas, mientras yo sentía como se me llenaban los ojos de lágrimas. Toda el aula me miraba, mientras yo intentaba explicarme, pero cada vez más alguno volvía a pedir que saliera de ahí y fuera a limpiarme. Derrotado, salí sin mirar a nadie y sin decir nada.

 

--

 

Una hora más tarde llegaba a mi habitación destrozado. En el baño había encontrado los restos de una bomba de olor en mi mochila, intenté explicarlo al director, pero no me escuchó. Se limitó a mandarme a casa y a recomendarme que fuera al médico para tratar cualquier problema estomacal.

 

Sentía mi cabeza caliente y los puños temblorosos al tirarme en mi cama. Había tirado la mochila a la basura antes de entrar al edificio, era irrecuperable todo lo que tenía dentro. No podía ser que esos dos siempre se salieran con la suya. Sabía que si fuera como ellos no se atreverían a hacerme nada. Era intolerable. Me miré al espejo y quise apartar rápidamente la mirada: mis brazos eran delgados, en mi estómago se veía una pequeña panza bofa que colgaba, mi escaso 1.55 de altura se veía aun más pequeño por mis piernas ridículas y mi piel lechosa. Tenía 17 años, pero parecía un chiquillo de 12. Lo cierto es que desde esa edad había dejado de crecer y aunque me apunté a basquetball, intenté hacer pesas, correr y nadar, nada funcionó, nunca pude subir un gramo más de mis 45 kilos ni crecer un milímetro más. Odiaba no poder defenderme, cansarme por cargar mi mochila, no poder abrir frascos o llegar exhausto a casa con solo llevar la bolsa del supermercado.

 

Decidí no ir a la escuela el último día de clases. En lo que a mí concernía el verano se había adelantado un día y no había forma de que me hicieran volver a ver a Tony e Isidro de nuevo, al menos los privaría de molestarme un día... probablemente ni lo notarían.

 

Lo que no sabía yo es que ese viernes pasaría algo increible y que antes de que terminara el verano estaría terriblemente impaciente de volver a ver a esos dos otra vez. Aunque una cosa a la vez, aun quedaban dos meses para ello.

 

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Can someone please translate this story into English?  I really don't feel I can trust Google's translation facility in a case such as this!

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wow por fin una en español espero que lo continues  suena muy bueno como va la cosa

 

-_- serio ojala lo continues, justo cuando se va poner mejor, lo paras jajajajajaja XD

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I can make a rough translation when I write two o three more chapters. It WILL need a hard correction because my english is not the best in any ways. Thanks for the interest =)


Gracias por el apoyo, busqué historias en internet en español y no pude encontrar mucho, así que decidí comenzar una yo mismo. Me alegra mucho que les haya gustado el primer capítulo, acá va el segundo.

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2.

 

Cuando abrí los ojos el sol ya entraba intensamente por la ventana. Me desperecé y aunque tenía hambre decidí prender la computadora para perder el tiempo ahí. No había nada para comer y no me apetecí bajar las escaleras para ir a comprar nada.

Rentaba esa habitación a un anciano que administraba una tienda de suplementos y nutrición en el piso de abajo. Era algo gruñón, aunque por fortuna no tenía que tratarlo mucho. Yo solo entraba a la tienda una vez al mes para pagar mi renta. Había una escalera independiente a la tienda, así que siempre me escabullía rápido y en silencio.

Mi habitación era pequeña, pero no podía pagar mucho más y al menos me daba cierta privacidad al no tener que compartirla con nadie. La verdad es que tampoco me molestaba poder ver seguido a chicos de gimnasio que iban a comprar suplementos a la tienda, todos ellos mucho más altos que yo y al menos treinta kilos más grandes. Siempre me gustaron los chicos así, aunque no tenía ninguna esperanza de poder estar con uno. Cada noche fantaseaba con estar con alguno de los clientes de la tienda, a veces también con estar con Isidro y Tony, dominarlos, hacerles sentir mi poder mientras ellos se volvían locos de deseo. Luego me sentía tonto, eso jamás iba a pasar.

Estaba decidido a ver algún video y masturbarme cuando sonó la alerta de notificaciones de mi correo electrónico.

 

Paco:

Tu padre y yo iremos a visitar a tu hermana por dos semanas. Si quieres puedes venir con nosotros o quedarte allá este tiempo y salir con tus amigos, ya luego puedes venir a casa. Te extraño. Contéstanos en cuanto puedas.

Mamá.

PD. Te acabamos de mandar algo de dinero de todos modos ; )

 

Cerré el correo y pensé en las posibilidades. No me apetecía mucho visitar a mi hermana. Vivía en una casa pequeña en una ciudad vecina, ir allá implicaba dormir durante todo ese tiempo en el sillón de la sala. No conocía a nadie allá y la verdad es que no había tampoco mucho a donde ir. Aunque quizá fuera mejor que quedarme acá dos semanas más junto a la computadora, solo bajando a comprar comida y con miedo a encontrarme a algún compañero de la escuela en la calle... Supongo que dormir dos semanas en un sofá valía la pena comparado a esa perspectiva.

 

Renuncié a ver porno y decidí mejor bajar por algo de comer, Me puse lo primero que encontré, un pantalón que me quedaba flojo de todos lados y una camiseta a la que apenas y lograba darle forma. Me negaba a comprar ropa en la sección de niños, así que tomaba siempre la talla más pequeña que podía encontrar de las secciones normales. El resultado es que siempre me veía como si tuviera grandes pellejos colgando de todos lados. Tomé las llaves y la cartera, y bajé las escaleras. Estaba ya en la banqueta cuando oí alguien que decía mi nombre...

 

-Mmm... ¿Paco?, eres tú, ¿no?

-Eeeeememsiiih...- dije en un susurro.

 

 

En la puerta de la tienda no estaba el anciano, sino el chico más atractivo que había visto nunca. Alto, moreno, de cabello largo y ondulado. Sus ojos eran grandes y tenía una voz gruesa, pero amigable. Su rostro era tremendamente hermoso, pero lo que remarcaba más todo era su cuerpo. Unos hombros anchos perfilaban un cuerpo trabajado hasta la perfección, su pecho parecía cincelado en marmol, llevaba un jersey de futbol y aunque era grande apenas podía contenerlo. Tenía unos brazos grandes que dejaban ver unos bíceps marcados del tamaño de pelotas de beisbol. Me había dejado por completo sin habla.

 

-¿Paco?

-Erm, sí, soy yo...

-¡Ah, qué bien!- sonrió-, mi nombre es Alberto, soy el nieto del dueño de la tienda. Estará fuera durante el verano y me pidió que me encargara de las cosas acá. Así que cuando pagues la renta me darás el dinero a mí, si quieres puedes marcarle para asegurarte.

-Uh... está bien- dije, intentaba mirarlo a la cara, pero la visión de los músculos de sus brazos que saltaban cada vez que hacía un ademan al hablar era una atracción demasiado grande.

-Bueno, tengo que volver... Un gusto.

-Igual...

 

Alberto se volvió y pude ver su espalda ancha en forma de triángulo invertido, llevaba unas bermudas que dejaban ver unas pantorrillas muy trabajadas, se veían duras y perfectas. Estaba tan absorto que casi di un brinco cuando se dio vuelta muy rápido.

 

-Me olvidaba... ¿estarás aquí durante el verano?, mi abuelo me encargó organizar un poco la parte de atrás de la tienda, pero hay tantas cosas que me vendría bien un poco de ayuda, sobre todo para hacer un buen inventario. Ya que vives aquí quizá te interese...

-Ohh... sí, me interesa mucho-, dije sin pensar en nada más. Por supuesto que quería estar cerca de él, pensar en todo un verano al lado de ese hombre hizo que sintiera como algo comenzaba a ponerse duro en mis pantalones.

-¡Genial!, ¿te molestaría empezar ahora? Podemos comer algo antes, justo estaba por almorzar. Ya luego puedes comenzar...

 

Entré a la tienda pensando en que el correo de mis padres no pudo llegar en mejor momento. Podía estar ahí dos semanas, luego ya vería si me quedaba más y qué excusa podría dar para hacerlo. Una oportunidad así no se desperdicia. Por como se dieron las cosas no puedo creer qué tanta suerte tuve en ese momento y lo que desencadenaría comenzar a trabajar ahí...

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Me gusta lo que leo. Espero que la transformación empiece pronto.

Supongo que el prota, aparte de volverse más muscular, también se volverá mucho, mucho más alto que los 1.85m de Tony...

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