Jump to content

dangerdanger

Recommended Posts

English version in here.

UNO

Mis padres siempre me educaron en la cultura del esfuerzo, por lo que a ninguno de mis amigos les sorprendió que a los veinticinco años me comprara mi departamento. Había trabajado mucho para conseguir la plata suficiente, haciendo horas extras, trabajando freelance los fines de semana y ahorrando todo lo que podía y gastando lo menos posible. Pedí un préstamo a un banco y eso fue todo. Me mudé apenas me dieron la llave y durante seis meses disfruté de la soledad y me relajé. Pasado ese tiempo decidí que lo mismo que había hecho para conseguir la mitad del departamento lo podía hacer para conseguir la otra mitad y para eso no iba a escatimar en nada. Si volvía a tomar trabajos freelance, un poco de horas extras y alquilaba una de las habitaciones que me quedaba libre, entonces no tardaría en juntar todo el dinero que necesitaba. Así fue como le comenté a mis amigos que tenía una habitación disponible para alquilar. A varios amigos les interesó pero ninguno tenía suficiente dinero para pagar el lugar, no era que yo cobrase demasiado, lo que pasaba era que ninguno tenía un trabajo que todavía les permitiera vivir solos. Los días pasaron y una mañana me llegó un mensaje de Fran:
-¡Hey, me enteré que estas alquilando un cuarto y yo necesito irme de la casa de mis viejos!
¿Quien era Fran? Habíamos sido compañeros en mi trabajo anterior donde yo era desarrollador y él tester. Era un pibe jodón con quien siempre nos hacíamos bromas. No podría decir que fuese lindo, quizás si agarrabas tan solo su cara no dirías eso, pero había algo en la manera de ser que resultaba seductor, sumado a que tenía un cuerpo… ¿que digo? Un pecho enorme. No era lo que se dice musculoso, tan solo tenía las proporciones perfectas, hacía mucho deporte y le gustaba cuidarse. Practicaba lucha libre y eso debía mantenerlo bastante entrenado. Él siempre supo que a mi me gustaban los hombres, pero nunca le importó. Tenía bastante claro que le gustaban las mujeres por lo que siempre le pellizcaba el culo a alguno para molestarlo, ¡incluso a mí!. En él era tan normal como darte una palmada. Sin embargo todo lo confiado que era con los hombres, con las mujeres se desvanecía. Simplemente cuando una chica le gustaba demasiado apenas podía hablarle. Recuerdo también que muchas de las chicas “que no le gustaban” estaban tan calientes por él como yo y más de una le chupó la pija en el baño de alguna fiesta.
La idea de vivir con Fran me excitó desde el primer momento. Me lo imaginaba desnudo en el baño de mi casa y la sola idea ya me servía para acabar. A la semana siguiente dejó caer su bolso en el cuarto vacío y se instaló en casa. Al principio las cosas fueron bastante normales. Ambos desayunábamos juntos y después cada uno se iba al trabajo. Yo volvía por la tarde y disfrutaba de unas horas solo para trabajar hasta que caía la noche y él llegaba. Los mejores momentos era cuando andaba por la casa solo en calzoncillos. Tenía un pecho enorme, tal cual yo recordaba, marcado y ancho. Fran me sacaba una cabeza por lo que si nos cruzábamos en el baño yo tenía la imagen perfecta de sus músculos. 
—¡Cuidado, enanin! —me decía cuando nos cruzábamos de esa forma y lo decía para molestarme pero a mi me excitaba.
Fran necesitaba ahorrar plata pero a diferencia mía no tenía voluntad para trabajar y no gastar. Salía con amigos y se gastaba demasiada plata en cada salida. No me sorprendía que no lograse ahorrar dinero. Según me enteré por un amigo en común solía pagar para tener sexo y al parecer necesitaba tener demasiado sexo por semana. Otra cosa que hacía con ese hermoso cuerpo que tenía era lucha libre por lo que tenía esos trajes ridiculos de spandex que le quedaban de maravilla. Resaltaban sus anchos hombros, su pecho y su pija. Me lo imaginaba luchando con esa ropa con algún otro hombre vestido igual y la idea me alcanzaba para toda la noche.

Las cosas comenzaron a cambiar una tarde que vino enojado de entrenar. El entrenador le había dicho que necesitaba ganar peso para competir en el torneo.
—¿Cuanto tenés que ganar? —le pregunté.
—Tengo que pesar 80 kilos —me respondió.
No me parecía tanto y se lo dije.
—¡Diez kilos de músculo! —me dijo como si fuera algo obvio— ¡Vos porque nunca ganaste ni un kilo en tu vida! ¡Apuesto que no levantás ni cinco kilos en el gimnasio! Para ganar tanto músculo tendría que comer muchisima carne, ¡con lo caro que sale!, tomar suplementos que son carísimos y además ir a un nutricionista. ¡No puedo pagar todo eso!.
Más allá de que la idea de que se volviera más musculoso me excitaba y no tardé ni diez segundos en imaginarme una versión de Fran más fuerte y musculosa… con el pecho enorme y los brazos abultados… también era verdad que lo quería ayudar, al menos a que aprendiera a ser riguroso para conseguir lo que quería.
Entonces le ofrecí que si durante un mes el podía enfocar todos sus esfuerzos en este desafío y usar la plata solo para sus objetivos entonces yo lo ayudaría. ¿Como? Durante un mes no le cobraría alquiler.
—¿En serio? —me preguntó.
—Pero solo si veo que te lo tomas en serio.
—¡Obvio! ¡Ya vas a ver! ¡Me voy a volver una bestia!

No sé si fueron mis palabras o las ganas que tenía de entrar al torneo pero algo en su actitud cambió de la noche a la mañana. Dejó de salir con amigos y se anotó todos los días en el gimnasio. Nuestra cocina se llenó de suplementos y la heladera de carne, pollo, verduras y otras cosas de las que ni siquiera sabía el nombre. Todos los días después del trabajo se iba a entrenar y llegaba para comer. Ahora él cocinaba para ambos y comía unas cantidades impresionantes de carne y carbohidratos. Tomaba sus suplementos de forma rigurosa y se iba a dormir para descansar lo suficiente. En pocos días noté la diferencia. Cuando salía de bañarse podía ver los cambios. Músculos sobre músculos se le marcaban en la espalda que de pronto había crecido unos cuantos centímetros. Sus hombros se volvieron más redondos y su pecho se marcó como si de pronto quisiera salirse de su cuerpo. Sus brazos se volvieron más grandes y sus piernas comenzaron a convertirse en jamones. Lo que también comenzó a suceder es que se tomaba duchas mas largas, después de las cuales siempre decía con una sonrisa y guiñándome un ojo:
—Hay que atender a la bestia —y se rascaba la pija debajo de la toalla.
Y así como él se masturbaba todos los días yo hacía lo mismo después… imaginando su cuerpo, sus músculos duros y fuertes y sobre todo su enorme pecho mientras crecía. El mes pasó pronto y una mañana me dijo:
—Gané 5 kilos.
¿5 kilos? ¡Parecía como si hubiera ganado 20! Todos sus músculos se habían vuelto más grandes.
—Lo que pasa es que perdí algo de grasa y gané más masa muscular. 
Y para remarcar su punto flexionó su brazo. Era enorme.
—¡Felicitaciones! ¡Yo sabía que podrías hacerlo!
Pero en lugar de sonreír se puso serio y me dijo:
—¿Doble o nada?
—¿Eh?
—Doble o nada. Hacemos otro mes igual a este y si no llego a ganar otros cinco kilos te devuelvo toda la plata…
—¿… y si lo lográs?
Se quedó pensando durante unos segundos.
—No te pago el alquiler por dos meses más…
Más allá de que la diferencia de recibir o no el alquiler era importante, la idea de verlo crecer más aún me estaba calentando.
—¡Trato hecho!—dije y le estreché la mano que me ofrecía.
Fran apretó con fuerza.

El mes siguiente fue una locura. Por alguna razón que desconozco Fran dejó de usar remeras de un día para otro. Todos los días veía sus enormes músculos pasearse por toda mi casa. Sus piernas todas marcadas, sus abdominales y su enorme pecho (cada día más grande). Cada día cocinaba cantidades más grandes de comida que comía frente a mi solo en calzones. Cuando terminaba se golpeaba la panza y sonreía. Era como verlo inflarse delante mío. Sus duchas eran interminables, era demasiado obvio que se estaba masturbando como loco. Y yo después de él, pensando en él y en lo enorme que se estaba volviendo. La noche anterior a que terminara el mes trajo una balanza.
—Mañana es el gran día —dijo y se fue a dormir.
A la mañana siguiente cuando me levanté ya había hecho el desayuno. Se estaba levantando incluso más temprano que yo. Solo llevaba puesto unos calzones calvin klein que le marcaban la pija…
—¿Lees? —me dijo parado sobre la balanza.
—92 kilos
—¡Ja! —dijo y se bajó de la balanza flexionando ambos brazos— ¡Soy una bestia!
Dicho eso se puso a comer. Yo todavía no entendía que había pasado, estaba demasiado dormido. Tardé unos segundos en hacer las cuentas, había ganado más de 5 kilo, ¿no?

Los dos meses siguientes que había ganado para vivir gratis fueron más de lo mismo. E incluso llegué a creer que se había vuelto loco, era una persona totalmente diferente. Estaba obsesionado con las cantidad de la comida, con las horas de sueño, con las cantidades de pesos de cada ejercicio. Pero todo eso parecía estar dando resultado ya que crecía cada día más y no solo sus músculos eran mas grandes, estaba creciendo en altura. Una noche que salió de la ducha vi como su pelo rozaba el marco de la puerta. Pero no solo eso, sus hombros también. Se tuvo que comprar ropa nueva porque la anterior ya no le entraba. Sus brazos eran demasiado gruesos y su pecho parecía ser el doble que antes. Cuando los dos meses que había ganado gratis se terminaron algo cambió de repente. La semana siguiente usó remera todos los días. Yo me había acostumbrado a ver su impresionante cuerpo lleno de músculos pasearse por casa… ese enorme pecho al que imaginaba todo el tiempo creciendo cada vez más… Al quinto día le dije:
—¿Che, Fran, pasa algo?
—¿Por? —me preguntó él levantando la cara del plato de comida.
—No sé… digo… estás como raro…
—¿Yo? ¿Por?
—No sé… digo… —jamás podría decir lo que pensaba… ni siquiera sabía lo que estaba pensando…
Ahi Fran sonrió.
—¿Me estás preguntando porque no ando más sin remera?
—¡¿Que?! ¡No, obvio que no! 
—¿Entonces? 
—No nada… dejá…
Esa noche se sentó frente a mi con su enorme plato de comida y me dijo serio.
—Okey, necesito plata…
Lo miré sin entender.
—Con lo que gano no me alcanza y necesito plata.
—¿Y que vas a hacer?
Me miró serio, corrió el plato de comida y me dijo:
—Quiero hacer un… trato…
—¿Un trato?
—Si…
—¿Que clase de trato?
—Bueno… ¿viste… viste como yo…?
Lo miré esperando su respuesta.
—¿Alguna vez pagaste por ver a alguien?
—¿Eh? ¿De qué estás hablando?
—¡Dale, chabon! ¡Ya sabés de lo que te estoy hablando! ¡Un stripclub!
—Fran, no te sigo… pero no, nunca fui a uno de esos lugares.
—Bueno, es un lugar donde uno paga por ver a minas… o tipos… bailar desnudas… desnudos…
Lo miré sin poder creer lo que me estaba diciendo. Debajo de la mesa la pija se me puso dura en un segundo.
—¿Me estás diciendo que te pague por verte desnudo?
—Algo asi… —dijo sonriendo.
—¡¿QUE?! —por dentro mi corazón estaba saltando de alegría pero al mismo tiempo no entendía que estaba pasando.
—¡No pienses cualquier cosa! ¡Pensalo como un… win win…! Yo necesito plata… y vos… y a vos te gustan los tipos… digo… dado que a mi me gustan las minas con tetas bien grandes me imaginé que a vos quizás te gustaban los tipos… musculosos y fuertes… como yo…
—¿Estás loco?
—¡NO! Pensalo así…es como que me auspiciarías… me darías una mano… y yo a cambio te dejo ver mi cuerpo… mis músculos… ¡daaaale! ¡No me vas a decir que te dan ganas de ver el lomo que tengo! 
—…
—Imaginate esto…  vuelvo de entrenar a casa… y estoy todo duro… tengo todos los músculos enormes… tan duros que apenas puedo bajar los brazos…. ¿no te ganas ganas de ver lo fuerte que me estoy poniendo?
—Estás loco… —dije y me levanté y me fui a dormir.
Esa noche apenas pude dormir y me masturbé 5 veces antes de que sonara el despertador. Me levanté destruido. Fran comía el desayuno. Me senté frente a él intentando despertarme.
—No dormiste nada, ¿no?
—No…
—¿Cuantas veces te pajeaste?
—Cinco…
—¡¿Cinco?! ¡Ja! ¡Zarpado! ¿Tanto te excita mi cuerpo?
Dije si con la cabeza.
—¡Que chabon!
Y pregunté pensar dije:
—¿Por cuanto tiempo?
Fran me miró y sonrió.
—Lo que vos digas.
—Okey… vamos a probar con un mes y vemos.
Se levantó y se acercó a mi silla. Me levantó como si no pesara nada y me abrazó apretándome contra su pecho. Después me soltó y sin esperar un minuto se sacó la remera con el movimiento más impresionante que vi en mi vida. Con ambos brazos agarró la parte de abajo y como si levantara una bandera se sacó la remera. Sus abdominales perfectos aparecieron uno encima de otro y después su pecho enorme… fuerte…
—¡Vas a ver! —me dijo mientras flexionaba ambos brazos—¡Vas a disfrutar cada día de ver el lomo que tengo! ¡Me voy a poner enorme! Me voy a volver el hombre más musculoso que viste en tu puta vida y me voy a pasear delante tuyo para que lo veas.
Me despeinó con una mano y se fue a cambiar para ir al trabajo.

Ese mes fue una locura. Fran crecía como una bestia. Todos los días lo veía más y más grande y ya no solo se paseaba sin remera, sino que cada tanto flexionaba ambos brazos y me decía:
—¿Y? ¿Que tal mis músculos? ¿Te gusta lo que estás viendo? ¡Me estoy poniendo enorme!
Yo me quedaba mudo, viendo el tamaño imposible de su pecho. ¡Así tenía que ser el pecho de un hombre! A fin de mes no solo pesaba casi 100 kilos sino que además me sacaba dos cabezas.
Cuando nos cruzábamos en el baño me decía cosas como:
—¿Que tal la vista desde ahí abajo, putito? ¿Estoy demasiado grande? ¿Cuantas veces vas a pajearte hoy después de verme en bolas? —y flexionaba su pecho enorme y fuerte— Apuesto que tengo el pecho más grandes que viste en tu puta vida. En el gimnasio no hay nadie que tenga unas tetas como yo —dijo y mientras se masajeaba el pecho con una mano— No te das una idea la fuerza que tengo en mis pectorales, te apuesto a que puedo levantar más de diez veces tu peso. Cuando termino de entrenar tengo el pecho tan duro que apenas me puedo poner la remera. ¿Te acordas el traje de lucha que usaba cuando me vine a vivir acá? ¿Te imaginás como me quedaría ahora con estos músculos? ¿Te gustaría que me lo pusiera?
Sin pensarlo dije que si…
—¡jaja! Que puto que sos…
Esa noche me masturbé sin parar hasta que me dolió la pija.

Cuando llegó el mes siguiente le dije:
—¿Como seguimos?
Yo solo quería verlo sin remera… cada día más grande y musculoso… lo imaginaba teniendo que agacharse para pasar por la puerta.
—Hagamos esto… ¿Que te parece si hacemos un arreglo por peso?
—¿Por peso?
—¡Claro! En lugar de que yo no te pague el alquiler… vos me pagas por kilo…
—¿Por kilo?
—Es así, ya hice las cuentas… vos ahora me estás “dando” esta plata que es igual al total del alquiler… ¿no? Si dividimos este numero por mi peso… da esto... ¿me seguís? Entonces pensé que quizás podemos bajar un poco el precio por kilo… de ese modo yo tendría que ganar aproximadamente… mmm… veinte kilos más para seguir sin pagar… ¿se entiende?
Agarré la hoja donde había hecho todos los cálculos y la miré mientras pensaba: ¿20 kilos más de músculo? Fran ya era enorme, o sea podía aparecer en cualquier portada de cualquier revista de deporte. ¿Podía ganar más músculo?
—De esa manera me estimulo a crecer y vos… podes verlo… ¿que te parece? —dijo y me guiñó el ojo— ¿Te imaginás lo que va a ser mi cuerpo con 20 kilos mas?

Lo que pasó ese mes cambió todo. Yo había imaginado que Fran seguiría creciendo como venía haciendo hasta entonces… quizás un poco más lento, pero que todo sería mas o menos igual. Estaba muy equivocado. Ahi fui cuando vi lo que podían hacer los anabólicos.
Al términar la primer semana fue como si de repente hubiera inflado todos sus músculos y los mantuviera todo el tiempo en tensión. Fue como si sus músculos adquirieran otra calidad, otra fuerza. Al principio no me imaginé lo que estaba pasando, pero algunas cosas me empezaron a llamar la atención. Poco a poco estaba más agresivo…
—Mirá puto, mirá el tamaño de mis brazo —me decía y flexionaba sus brazos para después mirarme sobre su pecho como si mirara una basura— Así tiene que ser el cuerpo de un hombre…no esa mierdita enana que sos vos
A veces se me acercaba demasiado y “sin querer” me empujaba:
—Uh, disculpá putito, no te ví ahi abajo. A veces no me doy cuenta lo enorme que estoy.
O a veces tan solo me decía:
—¿Y? ¿Te está gustando lo que ves? ¿Que sentís al verme sin remera? ¿Te calienta mi pecho musculoso? No te das una idea lo fuerte que estoy. En el gimnasio estoy levantando como un toro.
Después de cada una de esas frases yo solo podía encerrarme en mi cuarto a masturbarme.
Una mañana de sábado recuerdo que me levanté temprano, fui a la cocina y me preparé el desayuno. Primero escuché la puerta de su cuarto abrirse y después los pasos de oso que daba Fran al caminar. Yo estaba preparándome el café cuando sentí su sombra enorme pasar por encima mío. Sin decir nada abrió la heladera y la volvió a cerrar. Cuando lo miré estaba tomando leche directamente del cartón. Solo tenía puestos unos calzoncillos que dejaban a la vista la enorme pija que todavía estaba un poco parada. Su cuerpo era una montaña de músculos. Sus piernas apretaban contra la tela del calzón pero su cintura era del tamaño justo, solo si seguías subiendo su cuerpo se ensanchaba hasta ser casi del tamaño de una puerta doble. Un pecho impresionante todo musculoso coronaba los abdominales marcados y a ambos lados unos hombros gigantescos con unos brazos abultados llenos de venas. Un poco de leche le cayó sobre el pecho y dibujó un río entre los pectorales gigantescos. Entonces me di cuenta que Fran me miraba. Me guiñó un ojo y tuve que irme despacio al baño y masturbarme con la imagen de su cuerpo desnudo y duro tomando leche.
El último día del mes, después de desayunar, dijo:
—Veni, putito. Vamos a pesarme.
Se paró sobre la balanza pero ni siquiera se asomó sobre su pecho para mirar.
—¿Que dice?
Me agaché para ver.
—125 kilos…
—jaja… te dije… 
Yo no lo podía creer. O sea, se notaba la diferencia. Fran estaba enorme, una montaña de músculos todos marcados, uno sobre otros.
—Me debes esto —me dijo mostrándome un papel con una cuenta.
—¡¿Que?!
—Es lo que habíamos arreglado… el arreglo era por kilo y ¿ves como acá dice que si pesaba 120 me pagabas exactamente lo mismo que el alquiler? Bueno, ahora peso 5 kilos mas que eso. Por lo que me debes esta plata. No es mucho… 
Yo no lo podía creer y me lo quedé mirando con la boca abierta.
—¿Que pasa? ¿No me querés pagar?
Su cara cambió de repente. Dio un paso hacia adelante y yo uno hacia atrás. Estaba contra la pared.
—Te das cuenta que no es muy buena idea no querer pagarle a un hombre de 125 kilos, ¿no? Mirá el lomo que tengo… ¿Sabés lo que puedo hacerte con estos músculos? 
Eso bastó para que saliera corriendo a buscar mi billetera. Traje la plata y la puse sobre la mesa. Él la miró todavía enojado y en un segundo cambió la expresión. Con una sonrisa dijo:
—Te estaba boludeando, enano. Quedátela, estos cinco kilos de músculo van por mi cuenta. Disfrutalos —dijo e hizo su pecho subir y bajar— Seguimos entonces con el mismo arreglo… ¿te parece? Solo que esta vez aclaramos que sin importar cuanto peso gane no me tenés que dar plata vos. ¿Te parece?
Yo todavía estaba temblando. Dije si.
—Pero si te parece podemos agregar esta otra hoja.
Y me pasó una hoja con precios. Me miró con una sonrisa.
La miré sin entender nada.
—Te lo explico… esto que vez acá es el precio por tocar… y esto que vez acá es el grupo muscular. Por ejemplo si me querés tocar el pecho durante un minuto sale tanto… ¿se entiende?
Mi cabeza de pronto se había detenido.
—¿Que pasa? ¿Te lo tengo que explicar? ¡Es fácil, enano! La idea es que me pagues por tocarme. ¿O me decís que no te dan ganas de tocar estos músculos? Mírame el pecho… bueno, sale esto.
Se paró y se fue a cambiar para ir al trabajo.
Ese día llamé a la oficina diciendo que estaba enfermo. Me masturbé hasta que pensé que me moría. Después dormí y cuando faltaba poco para que Fran volviera a casa me fui a caminar. Mi cabeza no paraba de dar vueltas, nunca me había pasado algo como eso. Simplemente estaba perdido…. era una locura… O sea, era mucha guita. La verdad… ¿que estaba pensando? ¡No iba a pagar por tocarlo! ¡Era ridículo!
Cuando volví a casa él estaba terminando de comer. Puse la plata en la mesa y respiré hondo. Fran sonrió, se limpió la boca con la mano, corrió la silla, abrió las piernas y mirándose el pecho con una sonrisa perversa dijo:
—Todo tuyo.
Incluso sentado me sacaba una cabeza. Yo era un enanito frente a un gigante musculoso. Me acerqué temblando y apoyé ambas manos sobre su enorme pecho. Era mucho más duro y suave de lo que había imaginado. Era impresionante, casi tan grande como mis dos almohadas. Era pesado y cada vez que lo levantaba caía de nuevo. De pronto lo puso duro y fue como si se volviera una roca. Comencé a masajearlo…
—¿Te gusta enano? ¿Te gusta tocar mi pecho? ¡Así es un pecho de hombre!
Salí corriendo y me encerré en el baño un segundo antes de acabar. No había llegado ni a tocarlo durante un minuto.

Se imaginan como siguió todo. Bueno, yo no… nunca pensé que me podría pasar algo como esto. Cada día que llegaba a casa me decía a mi mismo que no iba a pagar más… que esperaría hasta la próxima semana… o bueno, hasta dentro de tres días…  aguantaría hasta mañana…
Cada día pagaba por tocarlo. Y cada día pasaba lo mismo.
—¿Te gustan mis brazos? —decía y los flexionaba mientras yo lo tocaba— Apretá fuerte, dale. ¡Apretá como hombre! Ja, imagínate la fuerza que tengo que ni siquiera podes apretar un centímetro… ¡Dale apretá con fuerza, putito! ¡Mirá las manos de enano que tenés sobre mis enormes músculos! 

Lo toqué todo y cuando lo toqué todo varias veces trajo una nueva hoja con “promos”. “Cuerpo completo” o “después de entrenar” o “en pose”. Las probé todas… y al final del mes me di cuenta que había gastado todo mi sueldo. No podía creerlo, pero al mismo tiempo no podía parar… Al día siguiente fue Fran el que dijo:
—Ahora no puedo, mañana.
Se puso una remera sobre sus enormes músculos y salió.

Esa noche no pude dormir y tuve que masturbarme de nuevo hasta que me doliera todo. A la madrugada lo escuché volver, pero no estaba solo.
—Shhhh, no hagas ruido que mi amigo está durmiendo… —dijo en voz baja.
A los cinco minutos la mina empezó a gritar mientras él se la cogía en su cuarto. Intenté masturbarme de nuevo pero solo logré que me salieran lágrimas de los ojos.
Fran empezó a traer mujeres casi todas las noches. Algunas tuve que conocerlas ya que me las cruzaba en la cena y otras tan solo las escuché gritar… una… dos…. tres… cuatro… cinco veces…
Fran estaba cogiendo por todo lo que antes no había cogido. De seguro estaba aprovechando toda la plata que yo le había dado por tocarlo para pagar por esas mujeres… porque no había duda de que eran putas… o sea… eran mujeres demasiado impresionantes como para no serlo…

Una mañana después de que desayunásemos Fran, yo y una de ellas y de que ella se fuera sin siquiera saludarme le pregunté:
—¿Cuanto te cobra?
Fran me miró sonriendo. Su cuerpo estaba inmenso. Hacía varias semanas que no tocaba esos músculos y solo podía imaginar lo duros que estaban ahora. Estiró los brazos dejándome ver el tamaño de sus músculos. Estaba inmenso, nunca había visto un hombre tan grande.
Dejó escapar una risa.
—Ya no pago…
—No entiendo…
–Yo no soy el que paga…
Lo miré sin entender. Se puso de pie para ir a su cuarto… su espalda era una montaña de músculos haciendo un trabajo perfecto. Cuando volvió traía un cajón. Adentro estaba lleno de fajos de billetes.
—Son ellas las que pagan.
—¡¿Que….?! ¿Me estás jodiendo? ¿Cuanto…? 
—¡ja! ¿Que pasa? ¿Querés saber cuanto cuesta que te coja esta montaña de músculos? —dijo y su pecho subió y bajó para después flexionar sus brazos… ¡Dios mío, eran enormes!
Me quedé mudo.
—Jaja, que puto que sos… Acá está el precio.
Era imposible que alguien pagara… que una mina pagara… era mucho… ¿aceptaría tarjeta? ¿También era para tipos?
—Vení que te muestro —me dijo y casi se me paró el corazón.
Pero no fue lo que yo imaginaba. Se sentó en el sillón y prendió la notebook. Me senté a lado. Apoyó la notebook en la mesita y le dio play al video. Se dejó caer contra el respaldo y pasó la mano por arriba mío, me apretó contra su cuerpo —mi cachete apretado por su pecho— y dijo:
—Vas a ver todo el show.

La mina estaba en cuatro sobre la cama moviéndose hacia atrás y hacia adelante. Estaba filmado con el celular. Fran lo levantó y filmó el cuerpo de ella desde arriba y después se filmó a él. Todos sus músculos enormes y transpirados brillaban por la poca luz del cuarto. Era un compilado en el que se cogía a una mina tras otra. Algunas de parado. Otras contra la pared, otras las aplastaba bajo sus músculos. Era una locura…. pero lo que era una locura era el tamaño de su pija. Era imposiblemente grande. Fue entonces que puso su enorme mano sobre mi pantalón y empezó a acariciarme.
—Mejor sin esto —dijo y me sacó el pantalón en un segundo. 
Mi pija estaba parada debajo de calzóncillo…. parada es una forma de decir… nunca tuve una pija grande… bueno, okey… la tengo bastante chica… Fran ahogó una risa y me empezó a masturbar con dos dedos. Cada dedo suyo era mas grande que mi pija.
—Es como un pescadito —me dijo con tono de burla— ¿No se te pone dura?
La verdad era que no se me ponía nunca muy dura… Estaba por decir algo cuando vi lo que estaba pasando en su pantalón. Era como si hubiera metido dos bananas… tres bananas en su bolsillo.
—¿Querés ver una pija en serio? —dijo y con su otra mano llevó la mía hasta tocar su pija.
Acabé en un segundo.
—¡Uhhgg! ¡Boludo! —dijo y se limpió el semen en mi remera—. ¡Que chabon! Vení… encárgate vos de esta… 
Y se sacó el pantalón. La pija más grande que vi en mi vida se paró delante de mis ojos.
—Tan grande como el resto de mis músculos… —dijo bromeando mientras me miraba y miraba su pija gigantesca—¿Y? ¿No vas a hacer nada?
Con la mano temblando le agarré la pija. Era tan grande y estaba tan dura que no podía cerrar la mano.
—Con las dos —me dijo.
Y lo agarré rápido con la otra. Apoyó la cabeza contra el respaldo y se echó para atrás.
—Mas fuerte.
Su pija era mas grande que mi brazo extendido, era simplemente enorme y no pude imaginar quien podría aguantar… que mina podría soportar que se le cogieran con una pija tan grande.
—Mas fuerte, enano.
Todo su cuerpo estaba cubierto de músculos enormes, duros y brillantes. Incluso desnudo era como si tuviera una armadura puesta y su pija era una espada… un cañón.
—Más fuerte… ¡dale! 
Estaba apretando con todas mis fuerzas, pero él apenas lo sentía.
Se puso de pie y me levantó con una mano. Me cargó hasta el baño, prendió la luz y se paró frente al espejo. Todo su cuerpo musculoso brillando bajo la luz del baño. Me sentó en su pija y me dijo:
—Hace como si fuera tu pija… ¡Dale!
Me agarré para no caerme.
—Imaginate que te creció una pija enorme de repente… ¡Dale! Imagínate que te podes a coger a todas las minas… que todas se mueren por chuparte la pija… por tocarte los músculos —y mientras decía eso flexionaba ambos brazos— que sos el hombre más musculoso del mundo, más fuerte que un toro y más duro que un tanque. Imagínate que empezás a ganar guita porque todos quieren tocarte los músculos y vos solo creces y creces y tenés una fuerza de la puta madre y estás todo duro y podes garchar por horas y horas y acabar una y otra vez. Ahhh… soy enorme. Mirá el lomo que tengo, putito. Mirá el tamaño de mis músculos. Soy una bestia… ¿sabes lo que hacen las bestias como yo? Cogen…
Me bajó de su pija y me dejó en el piso frente a él con su pija apuntando a mi cara. Era el gigante musculoso más grande que había visto en mi puta vida.
—Mirá putito… mirá el tamaño de mis músculos… imaginate lo que te haría si te garchara con esta pija… te rompería el culo… no podrías volver a sentarte en tu puta vida… ¿querés probarla? Apuesto a que me querés chupar toda la pija…
—Si…
—Jajaja, que puto que sos… está bien, esta corre por mi cuenta.
Y con una mano en mi cabeza me sostuvo mientras me acercaba la pija. Era enorme, era demasiado grande, imposible que me entrara en la boca.
—Abrí grande… jaja, te voy a romper la boca, boludo… soy enorme…
Yo respiraba por la nariz intentando no ahogarme…
—¿Que pasa, enano? ¿La tengo muy grande? Eso te pasa por querer chuparle la pija a un gigante como yo. ahhhh… Te rompería la boca solo porque sos un puto de mierda… Mirá el tamaño de mis músculos… Esto es un hombre… No esa mierda enana que sos vos… Mirá mis brazos… Mirá lo fuerte que estoy… Esto es un hombre… ¿Me escuchaste, putito? ¡Abrí la boca o te la rompo con mi poronga! Apuesto a que te morís de ganas de tocarme los músculos… No podes pagarlo enano. Estoy demasiado grande, demasiado duro, soy demasiado fuerte.
Y ni bien acabó me atraganté y todo se volvió blanco y después negro…

A la semana siguiente Fran había renunciado a su trabajo.
Cuando yo regresaba de la oficina (lo más rápido que podía) encontraba el tacho de basura lleno de preservativos gigantes y ropa rota de mujer. Fran se había convertido en un prostituto…
Con la guita que ganaba empezó a comprarse ropa de marca, perfumes, computadoras, celulares, todas cosas carísimas y para coronarlo se compró una camioneta tan enorme como él. Estaba cobrando tanta plata que me regalaba guita:
—Comprate algo, putito.
Pero yo solo quería pagarle… Quería tocar su enorme lomo… Ahora que yo apenas le llegaba a la cintura Fran se había convertido en un dios inmenso, fuerte y musculoso… y en mi bolsillo yo apretaba la plata que había sacado del banco. Un día encontré en el piso la hoja con los nuevos precios… Ni siquiera el sueldo de un mes me alcanzaría para tocarlo durante un minuto… Fran se había vuelto un prostituto VIP…
Las mujeres que se acostaban con él eran millonarias. Mujeres que solo existían en las revistas y en la televisión. Y Fran se las cogía a todas. Tenía sus clientas regulares que lo amaban, que le tocaban el pecho y se volvían locas con su fuerza, con la enorme pija que tenía. Cuando desayunábamos juntos muchas veces alguna de ella dejaba caer un fajo de billetes sobre la mesa solo para tocarlo mientras él desayunaba.
—¿Te gusta mi cuerpo, putita? —le decía él.

Una noche llegó con tres mujeres. Con solo verlas se notaba que eran más grandes, quizás tendrían cuarenta años. Todas operadas, con las tetas enormes y llenas de guita, de oro por todos lados. Las llevó a su cuarto y se las empezó a coger… me di cuenta porque empezaron a gritar como locas. Pero de un segundo a otro se quedaron callados y entonces Fran entró en mi cuarto… desnudo. Era como si una montaña de músculos pasara de pronto por la puerta. Tenía todo el cuerpo brillante, cubierto de un aceite que lo hacía verse todavía más grande…. y su pija… gigantesca… parada… dura como un tronco… un mástil frente a mi que estaba acostado en mi cama…
—Che, necesito que me hagas un favor… —me dijo desde arriba de sus increíbles músculos… era una bestia toda inflada— Necesito que me filmes cogiéndome a estas viejas…
—¿Que?
—Son clientas mias y quieren tener un video mío cogiéndomelas…
Dijo eso y salió (agachándose para no destrozar la pared). Lo seguí. En su cuarto la ropa estaba tirada por todo el piso y en su cama estaban acostadas las tres mujeres, desnudas, con sus tetas inmensas, sus culos operados y con la cara y el cuerpo cubiertos de semen.
—Awww que tierno tu amiguito… —dijo una.
—¡Que precioso! ¿Nos vas hacer el favor? ¡Que ternura!
—Queremos que lo filmes a él… y ese cuerpo musculoso que tiene cogiéndonos… Sos hermoso, Fran… Un semental…
—Filmale el pecho, mirá el pecho enorme que tiene… ¡que macho!
—Filmale la pija, mirá esa pija.
—¡A mi primero! —gritó una y Fran se la cogió contra la pared, apretándola con sus músculos mientras ella le chupaba el pecho que la aplastaba.
—Filmale la espalda, mirá esa espalda llena de músculos… mirá lo fuerte que es…
—Mirá esas piernas… Dios mio… es una bestia…
Y Fran se las cogió a todas dos veces y yo filmando todo.
Cuando terminó se acercó a mi y yo retrocedí hasta quedar pegado contra la pared. Me sacó el celular y se puso a ver el video. Su pija parada todavía goteaba sobre mi cabeza, sus piernas musculosas y enormes me impedían cualquier movimiento. Olía a mucho sexo. Y todo el cuerpo le brillaba.
—Bien filmado, putito… estoy enorme —me dijo y con una mano me despeinó me apretó contra sus piernas para luego acostarse en la cama con las tres minas.
Los cuatro se pusieron a ver el video mientras ellas lo tocaban y lo besaban y mordían.
—¡Gracias, precioso! –dijo una y me tiró un beso.
—¡Que buen ojo! ¡Mirá como se ve todo tu cuerpo, Fran! ¡Estas enorme! ¡Mirá estos brazos!
Pero una de ellas no decía nada y me miraba. Tenía los ojos grandes y una mirada que entendía las cosas. Se lamió los labios y dijo:
—¿Como podemos agradecerte? —mientras le tocaba el pecho a Fran.
Pasó su mano sobre esos enormes pectorales y después le agarró la pija todavía dura.
—Fran, ¿como podemos pagarle a tu amigo?
—¿A él? —me miró y me guiñó un ojo— Creo que ya está contento con verme coger…
—¡Aw, en serio? ¿Es de “esos”? 
—Precioso, ¿así que te gustan los músculos de tu amigo Fran? ¿Viste lo enorme que es? ¡Mirá este pecho! ¡No hay ningún hombre con un pecho tan grande! ¡Que duro! ¡Aw, Fran, sos inmenso!
—¿Fran, cuanto te debemos?
—Ahi está la lista de precios —dijo él señalando la pared sin dejar de ver el video.
La mujer de los ojos grandes se paró y se acercó a la pared. Leyó la lista de precios y después me miró.
–Chicas… —dijo y regresó a la cama— ¿Que tal si le hacemos un regalo a nuestro amiguito?
—¿Un regalo? —preguntó otra y cuando la primera le susurró al oido sonrió.
—¡Un regalo bien grande y musculoso!
—Aw, sí, ¿te da ganas, chiquito? ¿Querés saber lo que se siente que te coja el hombre más musculoso del mundo? Mirá el tamaño de esta pija, mirá los hombros que tiene. Mirá este pecho y estos brazos. Es un macho inmenso y coge como los dioses.
—Tomá, Fran. Esto es por lo nuestro y esto es por tu amiguito… queremos un servicio completo… así disfruta de todos tus enormes músculos… 
Fran se puso de pie y se acercó hasta aplastarme con sus piernas.
—Parece que es tu día de suerte, putito —dijo mientras se masturbaba la pija llena de semen— Vas a poder disfrutar de todo mi cuerpo… —dijo y me levantó y me sentó en la punta de su pija, pero antes me arrancó la ropa de un tirón.
Sentí su pija gigantesca contra mi culo y como se mojaba todo. Su pecho me apretaba contra la pared, intenté empujarlo con mis manos pero era como empujar una pared, una montaña llena de músculos. Fran estaba todo duro y caliente.
—¿Que pasa, chiquito? —dijo una de las minas.
Ambas se acercaron a Fran y empezaron a tocarle las enormes piernas.
—¿No querías esto? ¿No querías tocar los enormes músculos de tu amigo? Mirá lo grande que es. Aprovecha y sácate las ganas de tocarlo. Mirá el pecho que tiene. Mirá estos brazos enormes, mirá lo grandes que son sus músculos. Uh, estás re duro, Fran. Tocale el pecho, dale.
—¡Que flacucho de mierda que sos! —me dijo Fran.
—¿Que se siente estar sentado en la pija más grande que vas a ver en tu vida? —preguntó una de ellas.
—¿Te das cuenta que te va a romper el orto? —preguntó otra.
—Intentá defenderte —dijo Fran apretándome contra la pared— Dale, empujá, empujá en serio, dale putito. ¿Que pasa? ¿Estoy muy grande? ¿Soy muy fuerte?
—Abrile ese culito que tiene, Fran.
—Te voy a mostrar como coge un verdadero hombre. Uh como te va a gustar esto —dijo Fran flexionándo ambos brazos.
—Fran, queremos que pongas toda tu fuerza en romperle bien ese culito que tiene.
—Ja! —se río Fran— Lo voy a matar solo con abrirsle el culo con mi pija. La tengo demasiado grande para un culo tan chiquito —y después mirándome a mi con una mueca dijo— Dale, enano, tocame todo, sácate las ganas, toca todos mis enormes músculos. Uf, estoy enorme.
—Espero que estés preparado, chiquitín —dijo una de ellas—Te va a violar un semental de 200 kilos.
Y eso fue lo último que escuché, antes de que Fran me rompiera el culo con su enorme poronga.

  • Like 15
  • Thanks 1
  • Upvote 1
Link to comment
Share on other sites

qer2q.gif

Buenisima la historia. Se volvera todo un clasico. Va directo a mis favoritos y aun mejor porq esta en mi idioma.

 

Espero sigas escribiendo mas. Me ha encantado

  • Like 1
  • Thanks 1
Link to comment
Share on other sites

Me encantó. Y mejor aun con localismos. Si me puse cachondo al leerla no quiero imaginar lo que vos al escribirla jejejej.

Pero me pasa algo con la version en Español.. por alguna razon "Every day I saw him get bigger and bigger" suena muy hot, y se pierde al traducirla 

  • Thanks 1
Link to comment
Share on other sites

Hay mucha diferencia entre ambos idiomas. Me sucedió que algunas frases que funcionan en inglés, en castellano no tienen el mismo efecto y viceversa. Pero el lunfardo si funciona.

  • Like 1
Link to comment
Share on other sites

Muy, pero MUY, buena historia. Me alegro de ver una obra tuya en español. Tus descripciones son buenísimas!  Me encantan los localismos (argentino, no?) Lastima que estuviera en el trabajo cuando lo lei: lo hubiera disfrutado mucho mas! :)  

  • Like 1
Link to comment
Share on other sites

me encanto *-* muy hot esa historia uff yo casi pense que el enanito y querer pedir ser  como el >.< eso habria sido muy hot, espero escribas mas y me encanto que estuviera en español

por cierto segun el localismo pense que era chileno, no argentino, lo chilenos hablan muy raro...

  • Like 1
Link to comment
Share on other sites

releyendolahistoria me di cuenta que nunca supimos como le fue con la lucha. Al final supongo q la tuvo que dejar pero me hubiese encantado leer el momento en que vio que lalucha no era lo suyo y como lo excitaba serel mas fuerte y como se llebaba a algunos  d esos contrincantes al baño luego de un torneo.

  • Like 1
  • Thanks 1
Link to comment
Share on other sites

  • 1 year later...

Join the conversation

You can post now and register later. If you have an account, sign in now to post with your account.

Guest
Reply to this topic...

×   Pasted as rich text.   Paste as plain text instead

  Only 75 emoji are allowed.

×   Your link has been automatically embedded.   Display as a link instead

×   Your previous content has been restored.   Clear editor

×   You cannot paste images directly. Upload or insert images from URL.

×
×
  • Create New...

Important Information

By using this site, you agree to our Guidelines, Terms of Use, & Privacy Policy.
We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue..